12 de mayo de 2010

... y cuándo cambie?

Me resulta extraño estar de vuelta y sentirme de nueva cuenta un bloggero. Debo decir que antes de escribir esta entrada tuve que chutarme lo que había escrito antes para reconocer e identificar este espacio.

Es un poco raro leer lo que pensaba y sentía hace algunos meses-años. Lo que pretendía expresar empieza a desentonar con mis intensiones de ahora. Sin embargo siguen prevaleciendo los gustos por el cine, la música, la lectura y los deportes.

Existe la polémica sobre si la gente cambia a lo largo del tiempo. Personalmente si lo creo. Todo depende del tipo y dirección del desarrollo personal que se haya registrado. Continuamente aprendemos de todo ya que vivimos en un mundo lleno de todo... música, imágenes, videos, gente, carros, trabajo, mails, comunicación, noticias, etc.
Ahora entiendo porque Mafalda quería bajarse de este tren.

14 de junio de 2009

Los cuadernos de la vida

Hace 10 años Dios y la Vida me enseñaron uno de los grandes valores del hombre, y se lista a detalle:

  • Aprender de ellos
  • Enseñarle a ellos
  • Convivir y ser cómplice con ellos
  • Romper las reglas de la sociedad y burlarse de ésta en compañía de ellos
  • Compartir castigo de la autoridad con ellos
  • Añorar el amor con ellos
  • Idear con ellos mundos perfectos y libres de injusticias
  • Beber y emborracharse con ellos
  • Fumar del mismo cigarrillo
  • Dormir junto a ellos
  • Consolar sus penas
  • Llorar con ellos
  • Recibir el perdón más sincero y puro de ellos
  • Apoyar y recibir soporte económico
  • Practicar el ocio con ellos hasta el cansancio
  • Pelearse con ellos y recibir (o dar) insultos, golpes y reproches
  • Enamorarse de ellos
  • Conocer a sus familias y sentir pertenencia en su hogar
  • Preocuparse de sus vidas
  • Incluirlos en mis oraciones
  • Desayunar, comer y cenar con ellos
  • Jugar con ellos
  • Reir, reir y reir hasta que el estómago te duela y no poder parar
  • Burlarse de sus pendejadas y que ellos lo hagan de las tuyas
  • Abrazarlos
  • Saber de memoria sus facciones físicas
  • Asistir a sus graduaciones
  • Ayudarlos o ser ayudado para pasar un exámen
  • Cargar a sus hijos y poder dárles un beso
  • Felicitarlos por ser papas
  • Cenar con ellos en Navidad
  • Dar el Grito junto con ellos
  • Ponerles apodos y que te lo pongan
  • Viajar y conocer nuevos lugares con ellos
  • Trabajar con ellos
  • Añorar su compañía
  • Decir adios y no querer irse
  • Vivir junto a ellos

Es un listado interminable que no puede parar y donde seguirá añadiéndose más acciones. Aún así, no es suficiente para describir el valor de la amistad.

Alguna vez escuché que el amor de un amigo es el más puro y libre que puede existir porque es el más desinteresado.

Siete letras fáciles de pronunciar y difíciles de entender, no?

17 de agosto de 2008

El maldito dixionario



Cada palabra, frase o párrafo escrito a lo largo de nuestra vida siempre estará marcado por las estresantes reglas dramaticales y la buena ortografía. Que si lleva H, o si se escribe con S o con C, o se tiene que usar la B grande o la V chica, ¿En dónde va el acento?; son las pequeñas ignorancias que descubrimos en nosotros todos los días.
Recuerdo que desde niño, los maestros nos daban dosis moderadas de dictado para eliminar la fea enfermedad que se desarrolla en nosotros desde el momento en que aprendemos a escribir, la cual ha sido nombrada como mala ortografía. Largas horas el maestro gastaba en explicar cómo se escribía tal o cual palabra, siendo el tratamiento más efectivo si se administraba una hora de lectura diaria para que el alumno empezara a familiarizarse con las palabras y hasta jugar con ellas, sin que ellas jugaran con ellos.
Enséñame cómo escribes y te diré que tan ignorante eres. Lo malo de equivocarse con menos frecuencia al momento de escribir, radica en la esclavitud del obsesivo chequeo ortográfico en letreros, mails, cartas de restaurantes, recados, subtítulos de películas, entre otros. Nos reímos con tanta soltura y libertad de las personas que cometen errores "garrafales" al mostrar su escritura, sin imaginarnos que hemos sido más veces las víctimas que los victimarios. Es así como nos sentimos mejor ante la desdicha y la ignorancia del otro, creyendo pertenecer a un grupo de alta cultura y de cero tolerancia a los errores ortográficos, siendo que nos ubicamos en un país que eliminó los niveles de analfabetismo del tercer mundo hace dos décadas (bravo, bravo, que digo bravo... bravísimo!!!) pero que un mexicano promedio no puede ni entender lo que está leyendo (yeah, mas tele y menos libros!!!)
Nos da pena que otros vean nuestras formas incorrectas de ortografía y reprimimos diariamente el recurrente me vale madres cómo escrivamos o no, lo inportante es que la jente entienda la hidea y no que esten de fisgones sobre las palabras. Sin embargo eso provocaría infartos y corajes (de color verde) por parte de todas las personas que extiendien sus opiniones, comentarios y alguna que otra mano extendida sobre nuestra humanidad para corregir y formar los buenos hábitos.
Nunca sabremos el alcance de nuestros conocimientos, pero me siento satisfecho si hoy obtengo más de los que tenía ayer. Es por ello que siempre me acompaña en mi lectura y escritura el libro que todo lo sabe y que nada lo inventa, fuente de la razón, gurú de las palabras, raíz de las letras.

14 de junio de 2008

Verde Urbano

Hace aproximadamente un año, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México lanzó una encuesta a la ciudadanía para consultar las políticas de corte ecológico que llevaría a lo largo de su mandato, todo con la promesa de convertir a la ciudad capitalina en La Ciudad Verde mediante medidas de reforestación, control de gases contaminantes, azoteas verdes, entre otras.

Y es justamente aquí donde no hay que ser tan ilusos e inocentes ya que la gran gama del color verde puede modificar contextos y situaciones, empezando desde el verde botella que se deja ver en cualquier calle de la ciudad, aclarando que no llegaron esos envases a posicionarse sobre el asfalto por convicción propia sino que la gracia anti-higiénica del niño que ya no quiso la Coca o de la señora que arroja sin nada de pudor y con bastante indiferencia su "agüita pa´ el calor" desde su camioneta de 8 pasajeros, ayuda en mucho a acumularlas y agolparlas en esquinas (hasta que a alguien se le ocurra construir un altarsito de la virgen para evitar esos incidentes). Pasando por el verde semáforo encargado de dirigir el tránsito de las más de 3 millones de máquinas fabricantes de contaminantes que circulan por el "Valle" de México, y terminando en el verde billete que tanto gasta el sistema de salud para atender a los miles de casos de enfermedades respiratorias que se presentan puntualmente día tras día en esta capital.

Es así como el verde vida o comúnmente nombrado árbol (que mejor conocían nuestros antepasados) dejó de utilizarse para pintar este gran cuadro llamado Distrito Federal. Sin embargo, tuve la dicha de pasearme esta tarde por un reconfortante oasis de la urbanización y tomar fotografías de Chapultepec.







3 de junio de 2008

Pedir sin saber pedir


Cada vez que una familia sale de compras, es común ver a los niños que anden preguntando a sus padres si pueden comprar algo sin saber con antelación que es eso que quieren comprar, por lo que la ignorancia e indiferencia de los padres los lleva a una respuesta de "dale línea de crédito" a todo lo que se quiera llevar mijo. Y es precisamente en estas costumbres y esta maldita forma de vida en que nos hemos encajonado.

Recientemente la necesidad de sobrevivir por y con mi esfuerzo, me ha llevado a la incesante búsqueda de trabajo por medios impresos y electrónicos. Este trabajo que realizo casi a diario de buscadordetrabajo me topa con solicitudes de empleo de muchas empresas que rayan en lo absurdo y la ironía. Licenciados que tendrán a su cargo funciones de ingeniería, o ingenieros que tratarán de lidiar con administración, un poco de contabilidad y una pizca de finanzas. Secretarias que trabajen de sol a sol para recibir un mísero sueldo más todas las infames y lamentables prestaciones de ley. Asistentes de directores que sepan contabilidad básica, movimientos bancarios y nóminas, manejo de personal, con disponibilidad de viajar y de tiempo, entre algunas otras monerías como: "si es hombre, que maneje autos de lujo" y "si es mujer, que envié su CV con fotografía anexada de cuerpo completo y que tenga muuuuuy buena presentación"

También podemos encontrar trabajos para actuarios que pasaron toda su carrera por aflexiones, sufrimientos y desvelos con las matemáticas, los cuales serán recompensados por sueldos menores a una recepcionista bilingüe de Bosques de las Lomas. Gerencias y direcciones para jovenes de 25 a 27 años, ah pero eso sí, con carrera terminada, inglés al 100% (quién sabe español en ese nivel?) , y con cinco años mínimo en puestos similares (así es, hagan sus cuentas), citando que de no cumplir con cualquier requisito antes mencionado mejor no gastar su tiempo en enviar el curriculum.

Por otro lado están las empresas que solicitan a los candidatos que lleguen a sus entrevistas con muy buena presencia, sin tener el cuidado de escribir alguna dirección o teléfono de contacto, y para rematarla, se identifican en el anuncio como una compañía que se reserva su nombre oficial y se oculta tras el título de "ofertas confidenciales". Incluso se puede cruzar con algunas que se dedican a la educación e impartición de cursos que solicitan personas proactivas, con iniciativa y sobre todo con inovación con una sola N.

Sabrá Dios cuántos andan por ahí pidiendo aquello que no saben con certeza lo que quieren y cuántos son los que ofrecen sus servicios a ese patrón ignorante y sin sentido. Situaciones y cosas que provocan rabia e indignación, pero sin duda alguna, lo que más le exalta a este gallo, es que confundan a los economistas con contadores (sin ánimos de ofender a alguien)

20 de abril de 2008

Fin de la escuela, principio de todo

Despertar en un sábado por la mañana para ir a la escuela, presentar un examen, desayunar en los puestos de comida afuera de la universidad y acompañar a los amigos al Centro Histórico para posteriormente asistir a una fiesta por la noche. Esto podría ser un día cualquiera en mis 19 años de vida estudiantil, de no ser porque en este 19 de abril del año 2008 que hice todas las cosas antes descritas terminé la licenciatura en economía.

Años y años de esfuerzo, son los que una persona común y corriente como yo debe de invertir para poder tener un título profesional que le permita insertarse en el feroz mundo laboral, donde la presentación de este documento que avala la preparación académica para ocupar tal o cual puesto, no es suficiente para asegurar el éxito profesional y personal.

Con el recorrer de la vida, y gracias (irónicamente) a que trunqué mis estudios, me convence cada vez más la idea anterior. Después de todo, la escuela es solamente un lugar de ensayos y errores sin que detrás de tí este el peso del jefe que te esté exigiendo lo mejor de tí, ni la responsabilidad de mantener sin retraso alguno los procesos productivos al que estas ligado, ni tampoco la presión de los que están detrás de tí deseando tener tu puesto y esforzandose más y más para conseguirlo.

Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que nunca me arrepentiré de elegir esta carrera. Economía es un concepto que lo podemos encontrar en todos lados, desde el momento en que uno compra un chicle en la tiendita de la esquina hasta las inversiones multimillonarias que esta realizando en este instante un magnate empresarial, es decir, no existe discriminación puesto que todos y todo tiene algo de economía. Por otro lado, la gente me dice muy a menudo que es una carrera muy difícil, en la cual usan muchas matemáticas, política y lógica, por lo que yo siempre respondo que economía se oye complicada debido a que es muy importante la materia en la vida de las personas y sin embargo no es de su interés. En economía todo mundo opina y critíca pero casi nadie conoce y menos aún, propone.

Me llena de orgullo haber conseguido una de las tantas metas propuestas por todo ser humano, concluir sus estudios universitarios. Me llena de dicha rodearme de amigos y familiares que apoyaron mi proyecto y que me acompañaron a lo largo del camino. Me lleno de gratitud de tener un hermano que jugó un papel clave en el reingreso a la universidad después de haber detenido mis estudios. Me lleno de gracia de tener unos padres que impulsaron y alentaron a sus hijos para convetirse en profesionistas y darnos los valores para alcanzarlo. Pero encima de todo ello, doy gracias a Dios de permitirme vivir este éxito académico y darme la sabiduría para tener los conocimientos que poseo.

Cuando escalas una montaña y consigues la cima, te das cuenta que hay muchas más altas por alcanzar.

23 de octubre de 2007

Decepción, asombro y añoranza

El pasado fin de semana, fuí al Centro Historico de la Ciudad de México y es la segunda vez que me provoca tantas emociones en una sola visita al zócalo (la primera vez fue cuando asistí al primer concierto de Café Tacvba en este mismo sitio).
Todo iba como de costumbre, un metro atiborrado de gente que camina con calma dominguera, la aglomeración social que se desarrolla en torno a las salidas a la Catedral, Palacio Nacional y la Plaza de la Constitución dentro de la estación del metro Zócalo, la gente buscando gente en las inmediaciones del asta bandera (donde nos citamos y encontramos mi papá y yo, con mi hermano y su novia).
Dos fueron las razones para asistir al Centro: primero, visitar la VII Feria del Libro que cada año se presenta en el punto más importante del país, y segundo, observar, caminar y sentir las calles de Moneda, Corregidora, Correo Mayor y Eje Central ajenos a todo tipo de gritos, productos pirata, puestos de comida, carros de hot-dogs de 3 x 10, compras y ventas de infinidad de bienes de consumo. Esto último porque el Jefe de Gobierno del Distrito Federal se comprometió a "limpiar" las calles del Centro Histórico para poder celebrar las festividades del Centenario de la Revolución Mexicana y el Bicentenario de la Independencia de México en el 2010.
Decepción sentí al recorrer la Feria del Libro, ya que las editoriales presentes no ofrecían sus libros a precios inferiores a los de cualquier librería, sino por el contrario, algunos vendían más caro de lo normal, por lo que sólamente pude salir de ahí con una bolsa que contenía la revista Letras Libres (vendida a mitad de precio) y un libro de economía de la Universidad Autónoma de México (a solo 20 pesos) Y menciono decepción porque años anteriores éstas compañías del conocimiento sí ofrecían precios por debajo del mercado y con baratas que invitaban a comprar más de un libro. Es de suponer que una feria trata de esos beneficios que los vendedores otorgan a la población.
Terminando de recorrer la Plancha del Zócalo nos dirigimos a la calle de Moneda pasando enfrente de Palacio Nacional, sin saber que en la próxima esquina nos llevaríamos una gran sorpresa. El Nivel (la cantina con el registro Nº1 en la Ciudad de México, y que es parte de la historia de ella) estaba tristemente cerrada a modo de la canción de los Tigres del Norte (con tres candados), pero en este caso era la cortina de metal color gris. No quiero pensar que esta historia llegó a su fin, ya que también una noche antes intenté ir con mis amigos encontrándonos con la misma situación. Prometo investigar que ha pasado con El Nivel, ya que es un espacio de convivencia familiar y de borracheras de amistades.
Seguido de esto, empezamos a caminar por la calle de Moneda observando cada detalle que se tornaba invisible cuando el ambulantaje reinaba en la zona. Noté cómo las lámparas que cuelgan a la mitad de esta calle son un elemento perfectamente colonial que adorna el paisaje que se alcanza a vislumbrar hasta la Academia de San Carlos. Noté que en esta misma calle hay una placa pegada a Palacio Nacional que rezaba: Aquí está el cuarto donde murió el presidente Benito Juarez la noche del 18 de julio de 1872. Noté que este mismo inmueble tiene dos puertas de metal color verde olivo justo en la calle trasera. Pero sobre todo noté en mí, un sentimiento de tristeza, de extrañeza y de añoranza por estar en medio de esas calles sin su gente gritando, sin sus productos piratas, sin sus puestos de comida y sin sus carritos de hot-dog.